Soy una joven de 28 años y nací en Tumaco (Nariño). A los 11 años junto a mis tías y abuelos nos fuimos a vivir a Tangareal, un pueblo que queda aproximadamente a 40 minutos de Tumaco, allá viví durante 15 años hasta el 11 de octubre del 2014 cuando tuvimos que salir y dejar todas nuestras pertenencias en el lugar, todo aquello que mis abuelos con tanto esfuerzo habían conseguido para salvaguardar nuestras vidas.
Cuando me enteré que iba a tener la oportunidad de hacer parte de la Escuela Taller para mí fue un éxito ya que por las dificultades económicas que tenemos, muchos jóvenes no pueden prepararse porque aquí el desempleo es masivo.
Lo que me motivó a estudiar el Técnico en Construcción fue el hecho de demostrar que las mujeres tenemos que ayudar a cambiar y romper pensamientos machistas porque las mujeres también tenemos la capacidad para hacer lo que nos propongamos y así romper ese paradigma.
«Cuando llego a la Escuela Taller y me encuentro con mis compañeros, una tristeza mía se convierte en mil alegrías”
Antes de hacer parte de la Escuela Taller mi comportamiento no era el mejor, me considero ser una persona con un temperamento muy fuerte y eso me hacía ser conflictiva, no me interesaba lo que pensaran o hicieran los demás, era muy indolente y en el tiempo que llevo en la Escuela Taller me ha servido para humanizarme, ahora me apersono de los problemas de mis compañeros tanto así que ellos me ven como una líder, ahora soy de las personas que busco el bien de todos y si alguien tiene alguna dificultad ayudo a darle solución a aquellas dificultades.
La Escuela Taller le ha dado un giro positivo a mi vida, he comprendido que en la vida cada cosa tiene un porqué y hay oportunidades que se nos presentan sólo una vez en la vida y hay que aprovecharlas al máximo y es eso lo que precisamente aquí trato de hacer cada día. Pienso que el construir paz no solamente se logra porque yo no peleo, la paz comienza desde nuestra casa, desde lo que yo haga como persona.
Uno de mis anhelos es crear una fundación la cual el nombre sería Fundación Ofrendas de Amor. Los sentimientos que me motivan a llevar a cabo este proyecto es que uno en la vida no tiene que quedarse con los conocimientos que uno tiene, nuestro deber como ciudadanos es trasmitir nuestros conocimientos y ayudar a las personas que más lo necesitan porque la vida es una ruleta hoy estamos aquí mañana no sabemos dónde estaremos y quiero dejar huellas.
Yo vine a buscar en la Escuela Taller una oportunidad de vida y me encontré con unos amigos de verdad que más que amigos se han convertido en mi familia, aquí he encontrado personas nuevas que han cambiado mi vida en lo sentimental y en lo espiritual, cuando llego a la Escuela Taller y me encuentro con mis compañeros una tristeza mía se convierte en mil alegrías.
Cristin Yesenia Mosquera Angulo.
Estudiante del Taller de Construcción.
Escuela Taller de Tumaco – Colombia.
Galería:
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